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Batalla de inglaterra (Version Werner Kreipe, por TMV)

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Batalla de inglaterra (Version Werner Kreipe, por TMV)
« en: 27 de Agosto de 2007, 14:11:12 pm »
Version Werner Kreipe
http://www.forosegundaguerra.com/viewtopic.php?p=44527#44527

Cita de: TMV
BATALLA DE INGLATERRA
Versión de Werner Kreipe




Werner Kreipe sirvió en la unidad de bombarderos KG2 desde diciembre de 1939 hasta junio de  1940, cuando fue nombrado Jefe de operaciones de la Tercera Flota Aérea.

Más tarde fue destinado a otros mandos en el frente occidental y en Rusia, logrando varios ascensos rápidos, hasta que, en 1944, fue nombrado Jefe del Estado Mayor del Aire.

Cita de: TMV
Narra la Batalla de Inglaterra bajo su punto de vista:

La fecha que debiera asignarse al inicio de la batalla de Inglaterra (o acaso al preludio que precedió la batalla) es el 28 de mayo de 1940.

La Tercera Ala (Gruppe) del Grupo de Bombarderos 2 (Kampfgeschwader) había tenido la misión de  efectuar salidas contra las fuerzas en derrota y desorganizadas del ejército francés. El 27 de mayo los Dornier 17 de esta ala sobrevolaron el centro y sur de Francia, sin encontrar oposición por parte de las fuerzas aéreas francesas, que, prácticamente, habían dejado de existir. Cuando el ala regresó aquella tarde, sin pérdidas, a su aeródromo de Rocroi, cerca de la frontera franco-belga, su comandante recibió nuevas órdenes. Al día siguiente el objetivo serían las fuerzas expedicionarias inglesas, que empezaban a embarcar en Dunkerque, y su enemigo, la Royal Air Force.

Los 27 aviones que integraban el ala despegaron por la mañana y pronto volaban rumbo al norte, a 11.000 pies de altura, bajo las nubes. Desde aquella altura las tripulaciones veían Dukerque envuelto en llamas y l aplaya sobre la cual se apelotonaban soldados, caballos, vehículos y equipos de toda clase. Pero antes de que los Dornier pudiesen descargar sus bombas sobre aquel blanco ideal, empezó a sonar la radio: “cazas enemigos a popa”.  Unos segundos después, un escuadrón de Spitfires (los primeros que aquellos aviadores alemanes veían) se lanzó contra el ala de bombarderos. A pesar del intenso fuego de las ametralladoras alemanas, los cazas británicos atacaron una y otra vez, hasta obligar a los Dornier a retirarse.

En Rocroi, los oficiales de la plana mayor conocían ya el ardor desplegado por la defensa británica, pues loa aparatos del ala de bombarderos pronto comunicaban: “Debemos renunciar a la misión. Trataremos de aterrizar”. El comandante que conducía su formación fue atacado no menos de cinco veces por el mismo Spitfire. Cuando aterrizó conté 86 impactos de bala en el fuselaje de su avión, lo cual de un modo incidental, demuestra la solidez del Dornier 17, uno de nuestros bombarderos corrientes durante las primeras etapas de la guerra. Aquel vuelo a Dunkerque costó al ala la pérdida de un avión y 2 gravemente averiados.

Apenas aterrizó, el ala recibió órdenes de despegar, siendo esta vez su objetivo Nieuport. En cuanto los Dornier aparecieron, fueron atacados sin descanso por los ingleses, pero en esta ocasión los bombarderos estaban protegidos por cazas alemanes. A pesar de los reiterados ataques de que fueron objeto, los bombarderos, volando en formación cerrada, cumplieron su misión. Tres Dornier debieron hacer aterrizajes forzosos detrás de nuestras líneas, con bajas en las tripulaciones, mientras que 5 más fueron tan gravemente averiados que quedaron inútiles para el servicio durante un largo tiempo.
« Última modificación: 27 de Agosto de 2007, 15:00:32 pm por Gizmo »

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Re: Batalla de inglaterra (achinchetadlo porfaaaa!)
« Respuesta #1 en: 27 de Agosto de 2007, 14:16:29 pm »
Cita de: TMV
De este modo, aquel día, 11 aparatos de los 27 que componían el ala fueron puestos fuera de combate. Los días de victoria fácil habían pasado. Nos enfrentábamos con la RAF.

El 22 de junio de 1940 fue firmado el armisticio con Francia, y las fuerzas aéreas alemanas pudieron disfrutar unos días de descanso. Por cierto que, por aquel entonces, corrieron rumores de que la guerra estaba casi terminada. Un oficial del mando de nuestro Grupo fue comisionado para realizar los preparativos necesarios para el gran desfile de la victoria que tendría lugar en los Campos Elíseos. En el ejército de tierra se desmovilizaron algunas unidades integradas por hombres ya mayores.

El Cuartel General Supremo de las Fuerzas Armadas estaba localizado cerca de nuestro aeródromo, lo que aproveché para visitar a unos antiguos amigos que formaban parte del Estado Mayor de Hitler, entre ellos el coronel general Keitel, que en otro tiempo había sido mi oficial superior, y el capitán von Below que había estado anteriormente a mis órdenes, y que entonces era ayudante de Hitler. Ambos oficiales estaban convencidos de que Inglaterra estaba dispuesta a pedir la paz, y que la guerra podía darse por terminada.

No obstante, a pesar de esta ola de optimismo en tan superiores organismos, la Fuerza Aérea recibió órdenes de reponer las relativamente bajas en tripulaciones y aparatos, preparándose para las próximas batallas que habrían de sostener sobre el Canal y en los cielos ingleses. Pocos días después las fuerzas aéreas alemanas estaban dispuestas.

Las fuerzas aéreas entonces se encontraban en su máximo esplendor. En los territorios ocupados y en el noroeste de Alemania tenían sus bases las siguientes fuerzas:

- 11 grupos de cazas con un total aproximado de 1.300 aparatos monomotores (Messerschmitt 109):



- 2 grupos de caza bombarderos o cazas pesados, con aproximadamente 180 aparatos bimotores (Messerschmitt 110):



- 10 grupos de bombarderos bimotores con un total de unos 1.350 aparatos (Heinkel III, Junkers 88 y Dornier 17):




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Re: Batalla de inglaterra (achinchetadlo porfaaaa!)
« Respuesta #2 en: 27 de Agosto de 2007, 14:17:18 pm »
Cita de: TMV
Los pilotos eran magníficos y tanto ellos como las tripulaciones estaban muy bien instruidos en la táctica de la guerra aérea. Mucho aprendieron durante las campañas de Polonia y Francia. Su moral era elevada y confiaban en la victoria, aunque se daban cuenta que les esperaban difíciles y cruentas batallas. Esta fue la aviación alemana que dio principio a la Batalla de Inglaterra.

Se organizaron dos flotas aéreas, la Segunda del mariscal Kesselring, y la Tercera del mariscal Sperrle, que dependían directamente del Jefe supremo de las Fuerzas Aéreas, mariscal Goering. La Segunda flota aérea tenía su cuartel general en Bruselas, con mando avanzado en el cabo Gris Nez, frente a Douvres. El cuartel general de la tercera estaba en París, contando con un puesto avanzado de mando en Deauville. Cuando Goering, acompañado de su estado mayor, llegó al oeste, su tren especial quedó estacionado en Beauvais, cerca del campo de aviación del mismo nombre.

Durante la calma entre la terminación de la campaña francesa y el comienzo de la Batalla de Inglaterra, las fuerzas de tierra y las unidades de Ingenieros de la Luftwaffe desplegaron enorme actividad. Además de poner nuevamente en servicio los aeródromos belgas y franceses, constituyeron otros nuevos en los territorios ocupados.

Cita de: TMV
El 2 de julio el Mando Supremo de las Fuerzas armadas promulgó sus primeras instrucciones a la Fuerza Aérea para la campaña contra el reino Unido, que debía culminar con la invasión de las Islas británicas.

Dos tareas básicas fueron asignadas a la Fuerza Aérea:

1.- Suspender la navegación de barcos mercantes por el Canal, en conjunción con las fuerzas navales alemanas, mediante ataques a convoyes, destrucción de servicios portuarios, y sembrado de minas en las zonas portuarias y sus cercanías.

2.- Destrucción de la RAF.

El 10 de julio  formaciones de bombarderos, con escolta de cazas mono y bimotores dieron principio al ataque a los convoyes de barcos mercantes que los británicos, con su característica imperturbabilidad, mandaban aún al puerto de Londres, tras cruzar el Canal, que constituía la vía de aprovisionamiento.

Tomé parte en una de esas primeras salidas contra los convoyes con la III ala del Segundo Grupo de Bombarderos. Nuestra base se encontraba en Cambrai. El convoy había sido visto entre Douvres y Dungeness. Se nos impartieron órdenes concisas y a la media hora de vuelo divisamos las costas de Kent.

El Canal estaba brillantemente iluminado por el sol. El mar y el cielo eran contrastantes tonalidades azules que se fundían en el horizonte. Una ligera niebla flotaba junto a la costa inglesa y allí, debajo de nosotros, estaba el convoy, integrado al parecer, por barcos de juguete, que dejaban largas estelas detrás de si. El convoy se dispersó al avistarnos, navegando los buques en zigzag, mientras los barcos de escolta marchaban a toda máquina. Los proyectiles antiaéreos tachonaron el cielo. Entonces aparecieron nuestros cazas. A la primera pasada descargamos la mitad de las bombas. Los cañones antiaéreos de la costa de Canal añadieron su fuego al de los barcos, a pesar de encontrarnos fuera de su alcance. Enfilamos entonces hacia las costas de Francia, para preparar la segunda pasada. Aparecieron las escuadrillas de cazas ingleses y un momento después nuestros Messerchmitt 109, y debajo de ellos los 110, luchaban con Spitfires y Hurricanes. Permanecimos tres horas en vuelo antes de regresar a nuestra base, donde dimos parte del hundimiento de un crucero pesado y 4 buques mercantes, un mercante averiado y 11 cazas ingleses derribados o averiados. Nuestras pérdidas fueron 2 bombarderos, 2 cazas bimotores y 3 monomotores.

Las operaciones de esa clase continuaron durante varias semanas.

Mientras tanto, al ejército no cesaban de llegar rumores acerca del inminente desembarco. Los febriles preparativos que a lo largo de la costa se hacían con tal fin estaban a la vista de todos. Los puertos franceses, belgas y holandeses estaban abarrotados de barcos de toda clase. Los ejercicios de embarque y desembarque se realizaban sin ninguna pausa. Los estados mayores trabajaban sin descanso.

La moral de las Fuerzas Aéreas era muy alta y la confianza muy grande. El general italiano Douhet, que propugnaba la teoría de que el arma aérea debía predominar en la guerra moderna, encontró muchos adeptos entre nuestros oficiales. Algunos de nosotros creíamos que la Fuerza Aérea, y ella solamente, asestaría el golpe decisivo en la Batalla de Inglaterra.

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Re: Batalla de inglaterra (achinchetadlo porfaaaa!)
« Respuesta #3 en: 27 de Agosto de 2007, 14:17:52 pm »
Cita de: TMV
Otros oficiales más antiguos del Estado Mayor de Aire eran más prudentes en sus juicios. Participaban de las reservas del Estado Mayor General de Ejército, que repetidamente señalaba que la marina real inglesa era una fuerza muy poderosa, que solo pocos daños había sufrido, no habiendo disminuido su capacidad combativa. Además, como correctamente manifestaba el ejército, nuestras fuerzas aéreas carecían de proyectiles capaces de perforar las gruesas corazas de los barcos de guerra ingleses. En general podemos decir que si bien algunos aviadores considerábamos nuestro servicio como decisivo, no por ello creíamos que podíamos ganar la guerra por nosotros mismos. Entretanto, embuído de sus doctrinas acerca de la guerra continental, el ejército consideraba con creciente escepticismo los planes para la invasión.

El 16 de julio, Hitler dio sus directrices para la operación “León Marino” al mando supremo de las fuerzas armadas. Empezaban de l amanera siguiente:

“Como Inglaterra, a pesar de su desesperada situación militar, se muestra reacia a llegar a un compromiso, he decidido comenzar los preparativos para la invasión de Inglaterra, que, llegado el caso, deberá ser llevada a cabo. El objetivo es evitar que Inglaterra sea utilizada como una base desde la cual pueda continuar la guerra contra Alemania. Los preparativos para esta empresa deberán estar completos hacia mediados de agosto…”.



Tres días más tarde se convocó una sesión especial del Reichstag para celebrar la conquista de Francia. En su discurso Hitler apeló nuevamente a la Gran Bretaña para lograr la terminación de la guerra. Por aquella época se daba por cierto en Alemania que Hitler realmente creía en la posibilidad de llegar a un acuerdo con los ingleses. Pero su ofrecimiento fue fríamente rechazado pocos días después por el Gobierno británico.

Durante los últimos días de julio, Hitler ordenó la presentación del Comandante de la tercera Flota Aérea y de su jefe de estado mayor (el general Korten). Con su manera típica, intentó silenciar las dudas que le eran expuestas o insinuadas por sus consejeros del Ejército, y de  una manera violenta exigió la total entrega de la aviación a su lucha contra la Gran Bretaña.

A principios de agosto las operaciones aéreas en el oeste entraron en una nueva fase. El peso del ataque fue trasladado desde la acción contra la navegación del Canal, a objetivos directamente relacionados con la proyectada invasión de Inglaterra. Con objeto de lograr la supremacía aérea sobre el Canal y la costa inglesa, nuestros escuadrones recibieron la orden de atacar las instalaciones terrestres de la RAF, así como sus centros de entrenamiento. Como objetivo secundario se señaló las industrias de municiones inglesas y, especialmente las fábricas de aviones. La navegación por el Canal quedaba relegada a Server lugar.

Las fuerzas aéreas fueron informadas que recibirían las órdenes relativas al apoyo del ejército durante la invasión solo cuando el asalto estuviera dispuesto para llevarse a cabo.

Nuestra tarea era preparar la invasión mediante la destrucción de la RAF. También deberíamos impedir la reorganización y equipo de las fuerzas de tierra inglesas, que se realizaba desde la derrota de Dunkerque. Debíamos reducir los suministros de combustible y alimentos a un nivel inferior al mínimo indispensable, con lo cual se esperaba obligar al pueblo a pedir la paz. Por primera vez en la historia moderna, el pueblo inglés sentía de lleno el impacto directo de la guerra en su propio suelo y, como consecuencia, se suponía que su moral desapareciese.

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Re: Batalla de inglaterra (achinchetadlo porfaaaa!)
« Respuesta #4 en: 27 de Agosto de 2007, 14:18:24 pm »
Cita de: TMV
Nuestras escuadrillas despegaban en la creencia que solo aquel último enemigo se interponía entre nosotros y la victoria final. Pero en posprimeros días de lucha se nos demostró claramente que, aunque se tratara del último enemigo, era, en realidad, el más temible que habíamos encontrado. Efectivamente, tropezamos con nuestros iguales, aviadores dispuestos a luchar hasta el fin, sin consideración de ninguna clase. Las listas de bajas cada vez eran más grandes. En algunos momentos parecía que solamente un esfuerzo más bastaría para eliminar la RAF de los aires. De acuerdo con los cálculos teóricos del Estado Mayor General de las Fuerzas Aéreas, la aviación de caza inglesa ya no debería existir. Pero al día siguiente de nuevo nos encontrábamos con Spitfires y Hurricanes, bravo enemigo que combatía consciente de que estaba luchando por su supervivencia. A pesar de haber sufrido grandes bajas, nuestras escuadras de bombardeo seguían cumpliendo con éxito sus misiones, aunque el efecto aniquilador de aquellas incursiones no se evidenciaba. Aún en esta fase de la Batalla de Inglaterra, se probaba claramente que se necesita un gran poderío aéreo para mantener los éxitos iniciales durante un largo tiempo.

El coronel Galland, que más tarde ostentando el grado de teniente general, sería inspector de la aviación de caza, fue uno de los más célebres ases de la caza alemana, ganando su fama en la Batalla de Inglaterra. El otro fue su amigo, el capitán Moelders. Estos grandes pilotos se dieron cuenta del daño que se estaba infligiendo a la Fuerza Aérea alemana, reconociendo, entre otras, la debilidad táctica de nuestra aviación.



Con su ejemplo personal y dirección ayudaron en gran medida a sus hermanos de armas. Tampoco se mostraron remisos a expresar su punto de vista y, cuando era necesario, hicieron llegar ambiguos avisos al mando.

Durante la Batalla de Inglaterra prevaleció la caballerosidad entre los adversarios. La bien conocida historia de las piernas del entonces comandante de escuadrilla Douglas Bader constituye un claro ejemplo de ello.



Bader había perdido ambas piernas antes de la guerra, pero sobreponiéndose a su inutilidad se convirtió en un as de la caza. Fue derribado cerca de St. Omer y sus piernas de aluminio quedaron inservibles. Aquella noche se le agasajó en el club de oficiales del grupo de Galland. Bader dijo que se preguntaba si era posible que el par de piernas artificiales de repuesto que tenía en Inglaterra le fuera enviado. Galland se puso en contacto conmigo (entonces yo era oficial de operaciones de la Tercera Flota) y hablé de ello con el mariscal Sperrle. Con la aprobación del mariscal tramitamos un mensaje por radio, utilizando la onda internacional de emergencia, y 48 horas más tarde las piernas artificiales del comandante de escuadrilla descendían en paracaídas sobre el campo de aviación de St. Omer.

Mientras tanto, el mando supremo de las Fuerzas Armadas y el Alto Mando de las Fuerzas Aéreas permanecieron inseguros y vacilantes sobre lo que debían realizar. A pasar de las perfectamente claras directrices estratégicas que se nos habían dado, Goering continuaba interfiriendo sin cesar en el desarrollo de la ofensiva.

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Re: Batalla de inglaterra (achinchetadlo porfaaaa!)
« Respuesta #5 en: 27 de Agosto de 2007, 14:19:05 pm »
Cita de: TMV
Sus múltiples responsabilidades con frecuencia le obligaban a permanecer en Berlín durante días y semanas, dejando su estado mayor del aire en Francia. Pero la distancia no ahogaba su afán de intervenir en todo. Frecuentemente recibíamos importantes órdenes que algunas veces entrañaban la ejecución de operaciones tácticas.

Los Altos Mandos de la Armada y del Ejército empezaron a expresar sus dudas y temores en lo referente a la operación “León Marino”. Hitler nunca había estado plenamente convencido sobre la cuestión de la invasión, y entonces comenzaba a vacilar. El 10 de agosto pospuso la fecha de invasión, que había sido fijada para finales de aquel mes, hasta fines de septiembre. Pero el 4 de septiembre Hitler dijo en un discurso:

“Si el pueblo inglés está desconcertado y se pregunta: ¿Por qué no vienen?, yo puedo tranquilizar sus preocupaciones. Están viniendo”.

En el mismo discurso pronunció las fatídicas palabras:

“Si ellos (los ingleses) anuncian que intentan llevar a cabo fuertes ataques contra nuestras ciudades, nuestra respuesta será aniquilar las suyas”.

Mientras tanto, la aviación alemana luchaba constantemente para lograr la supremacía del aire y borrar de los cielos a la RAF, como se le había ordenado. Los pilotos y sus tripulaciones tenían la sensación de que la victoria estaba al alcance de sus manos, pero llegó el 15 de septiembre, en que tuvo lugar una de las batallas más intensas sobre Inglaterra, siendo derribados 56 de nuestros aviones.

El 17 de septiembre, Hitler retrasó una vez más la fecha de la invasión. La batalla continuó. Pero nuestras escuadrillas sufrían fuertes pérdidas que serían difíciles, sino imposibles, de reponer.

Los comandantes de la Flotas Aéreas pidieron enérgicamente a Goering que cesaran los costosos ataques diurnos, llevándose a cabo los bombardeos de noche. Esto significaba la aplicación de una nueva táctica en la que lentamente se perfeccionaron.

El 12 de octubre, Hitler decidió suspender los planes de invasión aquel año, aunque mantuvo que solo se trataba de un simple aplazamiento hasta la primavera de 1941.

Por esta decisión el Mando Supremo alemán concedió la victoria a los ingleses en el primer asalto, que probó ser decisivo.

De ese modo a los ingleses se les concedió un respiro mientras nuestros bombarderos seguían actuando duramente de noche. Durante la fase diurna de la Batalla de Inglaterra, la RAF, aunque rodeada de un gran territorio hostil en semicírculo debido a nuestra ocupación de Holanda, Bélgica y Francia, no se encontraba, sin embargo, en situación desfavorable. Luchaba a la defensiva sobre su propio suelo. Poseían instalaciones terrestres de primera clase, y sus pilotos desplegaban gran valor, utilizando sus aparatos de la mejor manera posible. Al encontrarse a la defensiva la RAF podía emplear su fuerza de caza al máximo. Los pilotos hacían continuas salidas durante el día, demostrando que su tenacidad igualaba su valor. Pero quizás la sorpresa más desagradable para los alemanes en esta fase de la batalla fue la aparición del RADAR, invención hasta entonces desconocida, que avisaba a los ingleses la próxima aparición de nuestros bombarderos. El radar, por lo menos duplicó la eficacia de sus cazas, puesto que les permitía ignorar los amagos de ataques alemanes y concentrarse donde eran realmente necesarios. También los servidores de las baterías antiaéreas adquirieron gran pericia, inflingiendo graves pérdidas a las formaciones aéreas alemanas.
Cita de: TMV
El empeoramiento del tiempo contribuyó, asimismo, indudablemente a la defensa. Lo tardío de la estación animó a Hitler a cancelar sus planes de invasión hasta 1941.

Al producirse la finalización de los grandes combates diurnos, el Mando Supremo se dispuso a calcular los éxitos y las pérdidas de la campaña aérea del verano, los resultados no fueron muy halagadores.

A pesar de las continuas sustituciones, nuestras cifras diarias de aparatos de primera línea, entre el 1 de agosto y el 1 de octubre, acusaban una pérdida de 500 unidades. De acuerdo con nuestros cálculos, durante ese mismo período la RAF había perdido 1.100 aparatos. Nadie entre nosotros podía saber que también los ingleses se encontraban muy próximos al fin de sus recursos. Sin embargo, nuestros propios problemas eran apremiantes. El reemplazo de tripulaciones estaba tan atrasado como el de los aviones. El Mando Supremo tuvo que adoptar líneas estratégicas de acuerdo con esos hechos. Se decidió pasar a la tercera fase de la Batalla de Inglaterra que tenía como objetivo la destrucción de la industria británica, decidiéndose que se llevaría a cabo mediante bombardeos nocturnos, lo cual reduciría nuestras pérdidas a límites tolerables.

Hitler se había negado anteriormente a tales bombardeos, pero entonces los aprobó, fundándose en que la RAF había efectuado incursiones parecidas sobre Wilhelmshaven, Colonia y las ciudades del Rhur. Cuando a finales de 1940, los bombarderos de la RAF atacaron Hamburgo y Bremen por la noche, Hitler ordenó que los bombarderos alemanes se centrasen sobre Londres.

De este modo el concepto original (derrota de la RAF como preliminar al desembarco en las costas inglesas) quedaba abandonado. Eso dio un respiro a nuestro agotado adversario, permitiéndole proceder a la reconstrucción de su flota aérea de combate que había estado próxima a su aniquilamiento.

Como adición a las incursiones nocturnas, otras unidades tenían la misión de minar los estuarios del Támesis y los principales puertos ingleses. Estas unidades fueron agrupadas constituyendo el IX Cuerpo del Aire. Pero durante los siguientes meses el mal tiempo hizo que esas operaciones fueran muy difíciles.

Durante esta tercera fase de la Batalla de Inglaterra, dispusimos de dos fuentes principales de información para conocer las disposiciones del enemigo y establecer nuestros planes. La primera era fruto de los reconocimientos aéreos. Las escuadrillas de reconocimiento que también dependían del IX Cuerpo Aéreo, fueron extremadamente activas. Yo mismo en varias ocasiones participé en esas misiones, pilotando un Junkers 88 modificado a tal fin. La segunda nos la proporcionaba las intercepciones de la radio, que nos daban no solamente una comprobación inapreciable de la información obtenida por reconocimiento directo, sino que nos permitía averiguar la distribución de las fuerzas inglesas dentro del Reino Unido.


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Re: Batalla de inglaterra (achinchetadlo porfaaaa!)
« Respuesta #6 en: 27 de Agosto de 2007, 14:19:59 pm »
Cita de: TMV
Los comandantes y los estados mayores de la Segunda y Tercera Flota Aérea cooperaron en la preparación de un plan mensual de ataque contra aquellos objetivos que eran designados por el Alto Mando de las Fuerzas Aéreas como especialmente vitales. En aquella época yo era el jefe de la Sección de Planes de la Tercera Flota Aérea. El plan básico mensual era desmenuzado en órdenes detalladas para las incursiones de cada día, o cada noche, sobre los centros industriales, los muelles de Londres y otros importantes puertos ingleses. Tales órdenes eran redactadas en estrecha colaboración con la Flota Aérea vecina.

Pero en cuestiones estratégicas los altos mandos continuaron vacilantes, siendo esto particularmente notable en el Alto Mando de la Luftwaffe. Goering y su Estado Mayor se retiraron entonces a Berlín, pero continuaban interviniendo en nuestras operaciones. Frecuentemente, y a veces en el último momento, Goering ordenaba la cancelación de una bien preparada operación, basándose solamente en informaciones no confirmadas, recibidas el mismo día (o quizás por razones políticas que pareciesen importantes al Mando Supremo), ordenando el inmediato cumplimiento de una operación distinta.

Los hombres que gobernaban la Fuerza Aérea alemana carecían totalmente de objetivos firmes y de sólidos conceptos estratégicos. Esta deficiencia no se limitó solamente al período de la Batalla de Inglaterra. Seducido por las doctrinas del general Douhet, hasta donde podía comprenderlas, Goering dirigía los más amargos reproches a sus aviadores cuando sus planes fracasaban, como por ejemplo, en ocasión de los 2 ataques a Liverpool cuando las bombas fueron arrojadas sobre instalaciones ficticias construidas por los ingleses.

Durante el invierno la guerra en el aire aumentó en intensidad y violencia. Los bombarderos alemanes presionaron en sus ataque a Coventry, Liverpool, Hull, Portsmouth, Manchester y muchas otras ciudades, que se convirtieron en flamígeros símbolos de la voluntad de vencer de las tripulaciones de nuestros bombarderos. Noche tras noche, los aviones minadores depositaban silenciosamente sus cargas de destrucción en las proximidades de los grandes puertos y en el estuario del Támesis. Los puertos del sur eran gradualmente menos utilizables para los barcos enemigos. Desde Hull, en el norte, a lo largote la costa este y sur, así como la occidental hasta Bristol, graves pérdidas fueron infligidas a la marina mercante inglesa.

Pero eran demasiados los objetivos. La simultaneidad de operaciones contra los puertos, las ciudades industriales y Londres, resultaba en una dispersión de fuerzas y en falta de concentración contra uno de estos objetivos, ocasionando pérdidas excesivas de bombarderos. Las bajas sufridas durante los meses invernales, no estaban en proporción con lo sres8ultados obtenidos. Aunque nuestros bombarderos disponían de tripulaciones perfectamente entrenadas y ciertamente no vacilaban cuando entraban en acción, la Fuerza Aérea alemana no estaba técnicamente construida par acciones a tanta distancia cruzando el mar. Nos faltaban, sobre todo, bombarderos de 4 motores con un radio de acción de 1.200 milllas, capaces de operar a 30.000 pies de altitud.

En febrero de 1941, el mariscal del Reich Goering llegó a París con un gran séquito, con el propósito de tratar con los mariscales Kesselring y Sperrle la futura conducción de la guerra aérea contra Inglaterra.

Con una ostentación solo igualada por la intensidad de las precauciones de seguridad, la conferencia tuvo lugar en la histórica Sala del Reloj Quai d’Orsay. Como siempre, Goering no estaba satisfecho con lo que consideraba desproporcionados éxitos de la aviación alemana, por lo que apostrofó a los mandos y tripulaciones de las dos flotas del aire en los términos más violentos. Los 2 mariscales intentaron, con el debido respeto, rebatir los cargos, tratando  de convencer al Comandante en Jefe de la dureza de la lucha y la muy difícil naturaleza de las misiones encomendadas. Goering se negó a escucharles. Incluso sus visitas a las unidades en el frente, incluyendo una conversación con Galland, cuya experiencia era reconocida por todos, no produjeron los efectos deseados. Era de gran urgencia tomar nuevas decisiones basadas en las condiciones predominantes, pero no se hizo, y la ofensiva de bombardeos continuó con arreglo a las mismas normas anteriores.
Cita de: TMV
El rendimiento de las escuelas de instrucción no había cesado, de modo que se disponía de tripulaciones adecuadas para reemplazar a las que eran dadas de baja por la lucha. Sin embargo, debido a su falta de experiencia combativa, estas tripulaciones frescas eran frecuentemente víctimas de la creciente destreza de los cazas nocturnos ingleses, muchas veces en su primera salida, a pesar del entrenamiento excesivo a que eran sometidas en unidades de instrucción avanzadas en el propio frente.

En febrero de 1941 se asignó una nueva misión a la Tercera Fuerza Aérea: la preparación de los planes detallados para la operación “Felix”, que debería ser emprendida con a aprobación previa del gobierno español y comprendía el movimiento a través de España de ciertas unidades del ejército y fuerzas aéreas, y la conquista de Gibraltar.

Como es sabido la operación “Felix” nunca pasó de su planeamiento, debido en primer lugar al fracaso de la entrevista de Hitler con el Jefe del Estado Español en Hendaya, en la frontera franco-española, en octubre de 1940. Aquel encuentro no produjo resultados positivos, y las conversaciones entre oficiales de los estados mayores alemán y español fueron igualmente inútiles, como resultado de la habilidad de Franco que se negó a comprometerse en tal empresa.

Los planes de la operación “Félix” quedaron en nada. Mientras tanto, el estado mayor del Aire en el oeste, en colaboración con el Grupo de Ejércitos “A”, bajo el mando del mariscal Runsdtedt y el Grupo de Ejércitos “D”, a las órdenes del mariscal Witzleben, continuaron elaborando planes para una invasión de Inglaterra en 1941. Nosotros no habíamos sido informados de los cambios radicales en las intenciones del mando Supremo.

Las posibilidades de  la ruptura de hostilidades entre Alemania y Rusia, que significaría el abandono de la Batalla de Inglaterra, no llegó a conocimiento de algunos jefes de estado mayor sino en marzo de aquel año.

 A pesar de esos próximos acontecimientos de importancia suprema, Goering visitó de nuevo Francia durante el mes de marzo. Acompañado el mariscal Sperrle, inspeccionó el último modelo de Junkers 88. Goering no alcanzó a apreciar débilmente  las posibilidades de este tipo de avión y ordenó que varias escuadrillas de los nuevos Junkers 88 fueran enviadas contra Berdden. El mariscal Sperrle le indicó que aquello era equivalente a ordenar el suicidio de las tripulaciones. Se produjo una agria discusión, llegando la irritación del mariscal Sperrle a tales extremos que sólo con gran dificultad logré disuadirle de su intención de presentar la dimisión de su cargo.

Las grandes batallas aéreas continuaron, con crecidas pérdidas para nuestras fuerzas de bombarderos, aunque también logramos éxitos. Durante ese período se llevaron a cabo  65 incursiones sobre Londres. Al mandar 2 veces los mismos bombarderos durante las largas noches de invierno para atacar la capital inglesa, se lograba que fueran 800 los aviones que descargaban sus bombas en Londres, lo cual era considerado asombroso en aquel período de la guerra.

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Re: Batalla de inglaterra (achinchetadlo porfaaaa!)
« Respuesta #7 en: 27 de Agosto de 2007, 14:20:51 pm »
Cita de: TMV
Nuestra cooperación con la Marina, y especialmente con los submarinos, se hizo más estrecha, dando como resultado la creación, en marzo de 1941, de un nuevo mando “Flieger Fuehrer Atlantik” o “Comando aéreo del Atlántico”, con cuartel general en Burdeos. Este jefe era responsable de los reconocimientos aéreos sobre el Atlántico en beneficio del arma submarina, teniendo bajo su mando, asimismo, las escuadrillas de bombarderos pesados que colaboraban con los submarinos en nuestra lucha contra la navegación inglesa. Estas formaciones generalmente volaban alrededor de las Islas Británicas, hasta el extremo norte de Escocia, tomando después tierra en Noruega, de donde partirían para otras misiones.

A finales de mayo de 1941, los bombarderos de la Flieger Fuehrer Atlantik, armados con torpedos aéreos intentaron acudir en socorro del Bismark cuando este gran navío, después de su victoria sobre el Hood y el Prince of Wales, fue rodeado por abrumadoras fuerzas inglesas, a 400 millas al este de Brest. Cuando el Bismark se fue al fondo, enarbolando aún su bandera, la guerra de superficie contra la marina de guerra inglesa prácticamente terminó. Desde entonces solo pudimos confiar en nuestros submarinos y aviones para proseguir los ataques.

Cada vez se iba haciendo más evidente para el Alto Mando que la Batalla de Inglaterra debía ser definitivamente abandonada durante el verano de 1941. Cuando la larga lista de las formaciones aéreas y otras unidades que debían trasladarse al nuevo frente oriental llegó a los diferentes cuarteles generales en Francia, comprendimos que no disponíamos de suficientes fuerzas en el oeste para continuar la batalla. A pesar de las fuertes protestas de los mandos interesados, pareció que el número de cazas que seguirían en sus bases sería insuficiente para proteger las costas holandesas, belgas y francesas.

Cita de: TMV
El mariscal Kesselring y el Estado Mayor de la Segunda Flota Aérea partieron para sus nuevos puestos en el este. La Tercera Flota Aérea se hizo entonces por entero responsable de todo el teatro de operaciones aéreas del oeste.

El traslado de fuerzas tuvo lugar en mayo. Con frecuencia, unidades que marchaban al este expresaban su alivio por abandonar nuestro teatro de operaciones. Lo que quedó era una fuerza demasiado débil para las misiones encomendadas, siendo particularmente inadecuados los servicios auxiliares terrestres de la aviación. Nos fue posible ocultar el traslado del cuerpo principal de la Fuerza Aérea alemana del servicio de información enemigo, desorientando su sección de interceptación de radio (y también manteniendo muy activas a las pocas fuerzas de las que aún disponíamos). De este modo pudimos mantener al enemigo en la ignorancia durante varias semanas.

Y así, sin fanfarria ni grandes aspavientos, la Batalla de Inglaterra llegó a su fin.

El Mayor general J.F.C. Fuller, conocido escritor inglés de temas militares, describió la Batalla de Inglaterra como una de las más nefastas campañas estratégicas que se han dado en el mundo. Con el debido respeto para la destreza del soldado alemán, afirmó que Hitler y sus consejeros estaban aprisionados por su concepto continental de la guerra. Opinó que el Alto Mando alemán creía en la posibilidad de derrotar a la Gran Bretaña solo con la aviación.

En mi opinión está equivocado en el último punto. Los mandos del Estado Mayor del Aire nunca creyeron que Inglaterra pudiese ser vencida mediante el empleo únicamente de nuestra aviación. Sin embargo, creíamos solemnemente que una poderosa fuerza aérea podía dar el golpe decisivo al Reino Unido, en el supuesto de que el ejército de tierra y la marina llevaran a cabo la invasión. Pero en el otoño de 1940 esa posibilidad ya no existía.

En aquel período, la Fuerza Aérea alemana era posiblemente lo bastante poderosa y capaz, en relación con la potencia de la RAF y la producción de las fábricas inglesas de aviones, para llevar a cabo la parte que en la operación “León Marino” le había sido encomendada. Sin embargo, el ejército y la armada no estaban preparados para cumplir con su parte, y era evidente que el Mando Supremo no confiaba ya en el éxito de la empresa.
Las fuertes u repetidas protestas que acerca del éxito de la operación “León Marino” hacía el mariscal Goering solo servían para encender sus más íntimas dudas, pues, a decir verdad, él jamás había tenido mucha fe en ella. Estaba sugestionado por las ideas del general Douhet. Llego a dudar si jamás alcanzó a comprender las consecuencias de la doctrina del italiano.

Aunque las batallas aéreas sobre Inglaterra fueron realmente un triunfo de destreza y valentía en cuanto concierne a las tripulaciones alemanas, desde el punto de vista estratégico constituyeron un fracaso, que contribuyó a nuestra derrota final. La decisión de proseguir aquella lucha marca un punto crucial en la historia de la Segunda Guerra mundial. Al no tener un objetivo claramente establecido por el Mando Supremo, la aviación alemana se desangró hasta casi morir, sufriendo pérdidas que no pudieron ser compensadas durante el transcurso de la guerra.

En conclusión, creo que las experiencias de la guerra aérea reforzaron la decisión de los jefes británicos, y más tarde de los americanos, de hacer que sus fuerzas del aire fueran su arma más poderosa, y, por tanto, la más decisiva de la contienda.


Fuentes:

The Fatal Decisions (Siegfried Westphal). General Kreipe
www.europa1939.com/ww2/1940/leonmarino.html

Saludos

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guest8

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Re: Batalla de inglaterra
« Respuesta #8 en: 27 de Agosto de 2007, 14:33:17 pm »
Achinchetado, voy a intentar leerlo sin imprimirlo..

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Gizmo

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Re: Batalla de inglaterra (Version Werner Kreipe, por TMV)
« Respuesta #9 en: 27 de Agosto de 2007, 15:03:37 pm »
mmm a decir a TMV aunque me llame tocapelotas...

ese 109 no es un E!!!

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Major_von_Reinhart

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Re: Batalla de inglaterra (Version Werner Kreipe, por TMV)
« Respuesta #10 en: 27 de Agosto de 2007, 18:17:57 pm »
Así que esté es el que le hacía el papeleo y el trabajo sucio al caraperro de Sperrle. (El comandante ofical de la Luftflotte 3).   ;)
Major von Reinhart. Ex Kmdr. des EGr45 "Es ist so schön soldat zu sein"

Retrohistorias

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Toro1

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Re: Batalla de inglaterra (Version Werner Kreipe, por TMV)
« Respuesta #11 en: 27 de Agosto de 2007, 23:35:54 pm »
Gran post.  :pulgares:

El Bf-109 parece de la versión F, ¿no?

 

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